Cuando la tecnología se encuentra con la perversión
El fenómeno del deep porn, derivado de la tecnología deepfake, representa un grave problema que surge cada vez más en el mundo online.
Originalmente nacido como una herramienta académica para efectos especiales en el cine, el deepfake pronto fue utilizado con fines inmorales, con la creación de vídeos pornográficos mediante la superposición de rostros de celebridades o personas comunes sobre los cuerpos de actrices porno.
Los datos recopilados por Sensity, una empresa de ciberseguridad que se especializa en detectar y monitorear deepfakes, muestran que el fenómeno está creciendo rápidamente. En septiembre de 2019, aproximadamente el 96% de los aproximadamente 15.000 vídeos deepfake que había en Internet eran pornográficos, con una enorme cantidad de visitas. El siguiente informe, de octubre de 2020, identificó más de 104.000 casos de mujeres que fueron “desnudas” virtualmente usando inteligencia artificial y compartidas en Telegram. Mientras que, en 2021, se estima que estas imágenes han aumentado hasta alrededor de 680.000 unidades.
Finalmente, según el grupo informático Home Security Heroes, la producción de pornografía deepfake aumentó un 464% entre 2022 y 2023, siendo Italia uno de los países más afectados después de Estados Unidos, Rusia y Argentina. Las víctimas de la pornografía deepfake son predominantemente mujeres.
En todo esto, el hecho más alarmante es la actual facilidad y accesibilidad de las herramientas de inteligencia artificial, lo que ha provocado un aumento vertiginoso de este fenómeno que involucra cada vez más a la gente común.