Dejemos las cosas claras
¿Has oído hablar alguna vez de la cultura de la violación? (e ingles rape culture)?
Se trata de un aspecto cultural, todavía muy extendido hoy en día, que tiene sus raíces en una sociedad misógina y patriarcal.
La idea es que la sexualidad está asociada con la violencia: el hombre es visto como un depredador y la mujer como una presa sexual.
El origen del término es aún incierto, pero es importante mencionar el libro Against our will: Men, women and rape de la periodista Susan Brownmiller. Este último sostiene que la violación tiene la función de “mantener a todas las mujeres en un estado constante de intimidación” y, por lo tanto, se utiliza como un medio correctivo y amenazante.
El término “cultura de la violación” no se refiere únicamente a la violación, sino que abarca una gama mucho más amplia de acoso. Estos van desde amenazas de violencia hasta comentarios sexualmente explícitos, utilizando un lenguaje misógino que simplemente normaliza la violencia.
Lo que complica las cosas son los medios de comunicación, que a menudo tienden a distorsionar tanto a los perpetradores como a las víctimas. De hecho, a los primeros se les representa a menudo como extraños (cuando sabemos en cambio que la víctima a menudo conoce a su torturador), a las víctimas en cambio se las representa como poco creíbles y esto también influye en la opinión pública, alimentando la llamada culpabilización de la víctima.