Patriarcado y buenismo: los dos pilares de la culpabilización de las víctimas
El término slut shaming, nacido del movimiento feminista de nueva generación, se refiere a la actitud de quienes culpabilizan, humillan y demonizan a una mujer que no se ajusta a los “estándares de comportamiento” considerados aceptables por una sociedad respetable y patriarcal como la nuestra que, durante siglos, ha impuesto e impone a las mujeres un código de conducta que se basa en el sentimiento de culpa y que tiene como objetivo controlar a las mujeres mediante la represión de sus instintos y su libertad.
El llamado estigma de la p^ta, otro nombre para este fenómeno, consiste en llamar mala a una mujer exclusivamente por su forma de vestir o por su vida sexual.
Esta problemática, nociva y contraproducente para el desarrollo de la sociedad, repercute con fuerza y trágicamente sus efectos, como ya hemos dicho al hablar de la victimización secundaria, sobre las víctimas de delitos como la violencia sexual o la difusión no consentida de imágenes o vídeos íntimos, pues muchas veces la opinión pública se pone paradójicamente del lado del culpable, atribuyendo a la víctima la responsabilidad de su conducta “desinhibida”.
Esta inversión de posición, como ya hemos dicho, produce inesperada y tristemente lo que, en la jerga técnica, se define como una inversión de la carga de la prueba a los ojos del tribunal ético de la sociedad: sería de hecho absurdamente la víctima quien tendría que justificarse y tratar de demostrar su inocencia.