¡No es un delito!
El término sexting proviene de las palabras inglesas sex (sexo) y texting (enviar mensajes electrónicos), y es un neologismo que se usa para indicar el envío de mensajes, textos, videos y/o imágenes sexualmente explícitos. El sexting, cuando se practica de forma consensuada y entre personas adultas, ¡no es un delito! Al contrario, a menudo se utiliza como una forma de descubrir más sobre la propia sexualidad y conocerse mejor con la otra persona.
El problema surge en el momento en que estos contenidos íntimos son utilizados de manera incorrecta por la otra persona, por ejemplo, para chantajear a la víctima. De hecho, muchos casos de sextorsión o revenge porn surgen justamente después de haber practicado sexting. ¿Qué hacer en estos casos? Lo que siempre recomendamos es practicarlo de manera inteligente (y por lo tanto, protegiéndose).
¿Cómo se puede hacer? Por ejemplo, no compartiendo el rostro o partes reconocibles (como una cicatriz o un tatuaje). También prestando atención al entorno, que sea lo más neutro posible, para no exponerse demasiado y no arriesgar que una práctica normal y muy común nos ponga en peligro innecesariamente.
Y sobre todo, siempre es importante recordar que si recibimos una imagen de alguien, esa imagen NUNCA se convierte en nuestra y no podemos disponer de ella libremente, sino que sigue perteneciendo a la persona que aparece en ella.